martes, 10 de marzo de 2009

Latidos silenciosos

Apareció en mi camino como un regalo de la primavera, entre los tímidos rayos de un sol de finales de febrero. Herido de muerte, aún le quedaban algunas fuerzas para librar batalla, quizá la penúltima, contra esa carcoma que es la despoblación y el olvido.

El río, columna vertebral, es el único que osa romper ese silencio que se cuela entre esas calles desdentadas, y las casas que se encorvan como viejecillos que avanzan apoyados en bastón,.. pero aquí no hay cayados, sino postes que apenas pueden aguantar la inercia de los años y el peso de esa nieve que pesa aunque no caiga.

Piedra y adobe se entremezclan entre balcones de forja y calles de arena. Pensamientos recién plantados en unas jardineras que parece que nadie verá. Violetas y margaritas entre las piedras que un día fueron asientos a las puertas de esas casas que siguen esperando a esos dueños que ya no volveran. Brotes verdes de vida, en un mundo que agoniza lentamente.

El cuerno suena. “El pueblo te necesita” se lee en un cartel. Aún quedan algunos valientes soñadores que están dispuestos a pelear.

Foto: Valdanzuelo (Soria).

3 comentarios:

Tempus fugit dijo...

:)

Las tierras, a través de tus ojos, tienen más alma.


besos

Anónimo dijo...

El encanto de cierto lugares de España me sigue enamorando.

Lima dijo...

Me alegra que estés en esta nueva aventura de levantar acta del olvido, de lo que no existe, de esta forma de vida que se ha acabado hace tiempo y que está dando sus últimos coletazos. Animo, porque no es facil