No se fueron todos de golpe, sino poco a poco… empezó a enmudecer el pueblo casi sin darnos cuenta. Dejó de oírse al herrero en la fragua, y las caballerizas recorriendo las calles. Las mozas partieron para servir, y acabaron olvidando regresar para segar. Unos primero, otros después fueron tras la promesa de un futuro que no entendiese ni de sequías ni de tormentas de granizo. Se fueron despacio, sin hacer ruido, por un tiempo corto que acabó siendo toda una vida… la mayoría han acabado siendo de ninguna parte: extranjeros en todas partes, vapuleados por ese quiero pero no puedo (o no debo), esperando un tiempo incierto que seguramente nunca llegue, o si llega, siempre sepa a poco… han vivido y viven añorando un tiempo que no será, porque la realidad se ha empeñado en enterrarlo…y aunque siguen achicando agua, cada vez las fuerzas son menores y el agujero es cada vez mayor…
Se fueron poco a poco dicen, sentados en algún rincón soleado, siguen esperando que regresen…