lunes, 12 de marzo de 2012

... transplantados

Los paraísos perdidos no aparecen en los mapas. Dicen que los caminos son de doble sentido: para ir y volver, pero el regreso es optativo. Las lágrimas con las que los últimos habitantes fueron marcando la senda en su destierro, hoy son diminutas flores que han ido borrando las veredas por las que ellos partieron. Las ortigas y las zarzas recuerdan al que allí se acerca, que todos somos extraños. Algunos viajes no tienen billete de regreso. No hay coraje para volver allí donde todo les dieron y todo les pareció poco. Sólo es posible mirar lo que se añora desde la lejanía, rememorar un tiempo que la memoria emborrona y continuar como las historias. Ellas siempre se reanudan en la siguiente línea, en la siguiente página.

Hay sitios de los que uno nunca se acaba de ir. Hay lugares a los que uno va, porque nadie le manda.
 

martes, 21 de febrero de 2012

Sordos

Me quieres decir qué mundo es éste en el que se despuebla el paraíso. Abel Hernández

 

 

Cambian las coordenadas geográficas, los muros de piedra por adobes, las tejas por pizarras, las tierras de labraza por montes,… pero las zarzas y los cardos, se cuelan en sus entrañas.  El oxido, el silencio y la derrumbe también les unen. Demasiadas similitudes en estos paraísos que fueron condenados a muerte y desolación. La ambición de una vida más prospera, fue su pecado…

Ha pasado, en la mayoría de los casos, demasiado tiempo para que alguno de los que se fueron, confiese aunque sea en voz baja, su error y su deseo de volver. Ni siquiera la tan comentada crisis económica podría motivar a hacer ese camino de regreso. Frente a este precipicio me pregunto, si aun estamos a tiempo de retrasar esa agonía, si aun podemos apelar a ese vinculo con la tierra… si aun hay una generación que podría responder a ese s.o.s. que muchos de esos paraísos gritan…  ¡Qué lástima que nos hayamos quedado sordos!, aunque sea de conveniencia…