martes, 31 de agosto de 2010

Resurgiendo

Dicen que las primeras veces  es lo que uno recuerda con el tiempo. No sabría situar cuando fue la primera vez que oí hablar de Sarnago.  Probablemente su nombre se cruzó en algún texto  y se quedó ahí, atrapado en las telarañas de mi memoria.  Después uno sigue leyendo y escuchando… pero el poso inicial sigue ahí. La semilla ya está lanzada a la tierra y sólo falta esperar que germine o se pierda...
Cuando uno lleva muchos lugares recorridos,  a uno le entra la duda de si será capaz de encontrar suficientes diferencias respecto de los anteriores, para que adquiera una entidad clara en su memoria personal…  las ruinas van borrando argumentos, las zarzas se empeñan en esconderlos…
Sus calles  siguen viviendo entre los fantasmas de los que se han ido, y de los que se empeñan en recorrerlas para transmitirles vida,  y arrancar del olvido lo que ellos recuerdan de cuando la vida burbujeaba constantemente…
Siempre les estaré agradecida por su generosidad al hablar, y al enseñarme su museo. Fue volver a la infancia, a la casa de mi abuela materna, a los recuerdos que resurgen como fuegos artificiales, a borbotones,… Fue abrir la puerta de un paraíso perdido, volver al regazo de unos tiempos  que siento que me robaron…