jueves, 23 de septiembre de 2010

Respeto

De pequeña jugaba  entre paredes derruidas a las casitas, retirábamos las malas hierbas, recolocábamos las piedras e imaginábamos un hogar donde vivir  los sueños. Oía hablar de otros tiempos, no demasiado lejanos, donde la vida fluía a borbotones,  de las vueltas a la parva y las visitas a un convento que la amortización hirió de muerte.  He vivido la decadencia,  el dolor sangrante de la emigración, la tristeza infinita cuando uno no encuentra en su lugar el paraíso de la infancia…

Soy una de esas personas que no ha sabido (ni pretende) sacudirse la tierra adherida a sus zapatos, y sigue sin cortar ese cordón umbilical. Tal vez por eso, cuando recorro lugares  donde el tiempo no conoce horas ni minutos, sino silencios  y soledades, no puedo dejar encerrados los sentimientos y los recuerdos.

Me gustaría pensar que he logrado saber colocarme a la distancia idónea para ver las cosas sin sentir el dolor agudo y a la vez, para saber valorar lo que tengo enfrente…

No puedo evitar entristecerme cuando llego a uno de esos lugares donde la falta de respeto es más grande que el abandono, donde robar sigue teniendo cinco letras y sigue siendo un delito, donde los derechos de las propiedades privadas son los mismos que en los demás lugares, por mucho que haya una puerta sin cerrar.

De pequeña oí muchas veces, se toca con los ojos,.. y yo añadiría, no te lleves más imágenes

Haz lo que te es propio, que nadie te desvíe. Pitágoras.