martes, 4 de octubre de 2011

ni sin ti

Ha pasado un año desde que nos "conocimos", casi trescientos setenta días desde aquella noche en la que decidí alejarme de ti y de todos los que se te parecen. Intenté vivir alejándome de tus ruinas,   sembrar el olvido en el camino de regreso, huir hacia delante, buscar nuevos horizontes que arrinconen esa "obsesión" que hace que siempre te halle. Me propuse rebuscar en los cimientos el motivo de esa atracción.   Apenas si eres una sombra derrotada por el tiempo de lo que un día fuiste o pudiste ser. El príncipe azul parece haber desteñido, pero aún atesora algo que actúa como un imán.
 
Los dos sabíamos que volveríamos a encontrarnos tarde o temprano, que un día mis pasos me llevarían a ti, y tú no me cerrarías tus puertas.  Se que sueñas con vida en tu regazo, y risas que rompan ese silencio que te ahoga. Se que anhelas cobijar bajo tu techo calor humano permanente y juegos infantiles mientras te desmoronas lentamente…
 
No he encontrado la pócima que rompa el hechizo, las tijeras que corten ese cordón umbilical invisible que parece unirnos, la pluma con la que escribir el punto final a nuestra historia.
 

Quizá estemos condenados a reencontrarnos, encadenados a ese "ni contigo ni sin ti" que nos une y, más tarde, nos separa…

Espérame -le digo al despedirme.  Cuídate.  Lucha. No dejes que el tiempo y la lluvia arruinen tu color azul. Me tengo que ir pero prometo volver,- le digo bajito, porque se que un día, espero que lejano, yo tampoco podré cumplir mi promesa...

jueves, 3 de marzo de 2011

Restos de un naufragio

Algunos somos los restos de un naufragio. Objetos sueltos flotando a la deriva mientras el mundo en el que vivimos se va hundiendo lentamente, frente a nuestros ojos.  No hay nada más duro emocionalmente que abandonar ese barco porque ese lastre nos acompañará siempre.  Uno puede conquistar nuevas tierras, levantar imperios, pero nada podrá evitar que la sombra del "y si no me hubiese ido" se asome a  los pensamientos.  Uno puede arrancar esas malas hierbas en cuanto comienzan a brotar, arrojarlas al rincón del olvido, pero siempre regresan. No hay tiritas para calmar ese dolor. He perdido la cuenta de las veces que me he preguntado si no era el momento de volver. Nunca he contado las veces que me he respondido: allí no hay sitio para ti... 

jueves, 24 de febrero de 2011

Se fueron poco a poco

No se fueron todos de golpe, sino poco a poco…  empezó a enmudecer el pueblo casi sin darnos cuenta.  Dejó de oírse al herrero en la  fragua, y las caballerizas recorriendo las calles. Las mozas partieron para servir, y acabaron olvidando regresar para segar. Unos primero, otros después fueron tras la promesa de un futuro que no entendiese ni de sequías ni de tormentas de granizo. Se fueron  despacio, sin hacer ruido,  por un tiempo  corto que acabó siendo toda una vida… la mayoría han acabado siendo de ninguna parte: extranjeros en todas partes, vapuleados por ese quiero pero no puedo (o no debo), esperando un tiempo incierto que seguramente nunca llegue, o si llega, siempre sepa a poco… han vivido y viven añorando un tiempo que no será, porque la realidad se ha empeñado en enterrarlo…y aunque siguen achicando agua, cada vez las fuerzas son menores y el agujero es cada vez mayor…

Se fueron poco a poco dicen, sentados en algún rincón soleado, siguen esperando que regresen…