viernes, 1 de octubre de 2010

Hay lugares a los que uno va, porque nadie te manda

“Hay lugares a los que uno va, porque nadie te manda”. JM




Dicen que la repoblación forestal fue la promesa de un futuro que acabó dejando esa sierra hundida en el abandono y el silencio sepulcral. La lana dejó de ser la gallina de los huevos de oro. Resulta paradójico que las comunicaciones, en forma de una sencilla pista forestal, llegaron a tiempo para facilitar la salida de los que aún allí quedaban. Fracasó la semilla de esperanza. Se cerraron puertas y ventanas. Se perdieron horizontes infinitos.

Cuando uno recorre ese camino que por los setenta usaron aquellas gentes en busca de un futuro que allí se les había arrebatado, uno toma conciencia de la importancia que algunas decisiones políticas puede tener. De nada sirvió que alguna de esas calles fuera lugar de juego infantil de alguna de las personalidades de la época. Todo parece ser pasto del olvido. Las opiniones se dividen entre aquellos que hablan de ingratitud de los hijos del pueblo y otros de esa losa que pesa y duele cuando uno vuelve…

He visto convertida una iglesia en refugio de vacas, pueblos engullidos por las zarzas y otros que sobreviven relativamente limpios gracias a esos vecinos no esperados. Enclaves con encanto, inaccesibles sin razón aparente... Cómo dicen por allí, al burro muerto la cebada al rabo…

A veces me pregunto si alguien habrá tenido en su conciencia martilleando algunas decisiones no tomadas, o tomadas a destiempo,…


Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.  (Robert Louis Stevenson)

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Foto: Armejún (Soria)

4 comentarios:

Tempus fugit dijo...

¡Y conciencias en ruinas!... vidas desraizadas... los pueblos mueren dentro de quien los abandona.


besos

Faustino Calderón dijo...

La incompetencia y la dejadez de los politicos de la época lo unico que hicieron fue acelerar una emigración que más tarde ó mas temprano se iba a haber producido.
Los cantos de sirena de las ciudades en forma de progreso y de trabajo eran muy tentadores para la gente del campo y como bien dices en algunos casos la carretera lo que hizo fue que la gente lo tuviera más facil para marchar.

Saludos.

Trini dijo...

No sé yo si esas conciencias daban para arrepentimientos. A mi parecer, las encalarían para así no verselas tan negras.

Besos

Carlos dijo...

Me encanta visitar pueblos abandonados. aunque abandonados, sigo pensando y creyendo que tienen vida