Son cuentas de un collar que la memoria guarda como un tesoro, esperando que milagrosamente un brote verde surja en primavera. Lugares sedientos de susurros y de pasos.
Dicen que no hay caballo que más corra que el tiempo, y allí parece detenido… o quizá sólo sea un reflejo, porque el barro y la piedra, la madera y el oxido van perdiendo paulatinamente la batalla contra las zarzas y la maleza.
La indiferencia no cabe en estos sitios. O te atraen o los repeles. O amas la nostalgia que se respira allí o sientes la necesidad de mirar a otro lado y continuar, como si nunca se hubiesen cruzado en tu camino…
Un despoblado es una aldea o pueblo que en el presente ya no tiene habitantes permanentes. Pocos o casi ninguno, los más afortunados, han acogido en su regazo algún habitante aunque sea temporalmente en verano. Pero la mayoría siente la carcoma del olvido en su vientre, el viento recorriendo sus calles que se van borrando. Son más de los que debieran, y aún sangran las heridas de los que un día partieron de allí. Duele ir y ver como los vándalos no respetan lo que un día fueron hogares. Duele doblemente. Quizá tanto como cuando uno siente la impotencia al pasear, por alguno que moribundo, aún no aparece en la lista de “deshabitados” pero que avanza inevitablemente hacia allí…
No se puede volver a un lugar a donde nunca se ha ido, aunque uno haya estado allí muchas veces a través de las palabras de otros. Yo siento que regresé a Vea.
Fotos: Vea (Soria)
6 comentarios:
¿Quién dice que las piedras que vivieron no tienen memoria?
besos
Uno, quizá por no tener raices, las encontré hace más de diez años en Villarijo. Y ahí sigo, reviviendo la casa que compré, no siempre presencialmente. Hay algo vibrante en un despoblado. Villarijo es mágico.
Un saludo
Que precioso lugar este de Vea, al que llegamos hace unos años como si se tratase de un poblado en lo profundo del Amazonas, retirando la maleza con un machete. Fue dificil llegar pero nos emocionó mucho a todos, lo que vimos.
¿Sigue siendo tan dificil llegar allá
Llegar a Vea fue cumplir un sueño. La maleza va conquistando poco a poco veredas, calles,...
Quizá lo más sorprendente fue encontrar una chimenea con un humo, y gente allí...
Lástima que no dejemos las cosas tal y como nos las encontramos...
La verdad es que es una lástima que estos pueblos queden abandonados. Yo cada vez que estoy por Tiermes me acerco a Sotillos y la verdad es que es bastante desolador. Pero las piedras hablan, cuentan cosas. Sólo hay que saber el lenguaje para entenderlas. Creo que por eso estudio arqueología. Un post delicioso. Un besazo.
Bloggeando llegué hasta aquí. La verdad es que en España tenemos una cantidad de poblaciones abandonadas realmente impresionante, el auge del urbano y el exodo rural han hechado el resto para que la mayoria del territorio de nuestro pais, que es de interior o rural haya ido cayendo en el olvido y la decadencia.
Pero bueno, siempre quedaremos muchos de nosotros que nos dedicamos a visitar estos lugares y disfrutar de ellos.
Sin más un saludo, he querido dejar mi pequeña huella por aquí, si lo deseas te invito a visitar mi web: www.territorioabandonado.org , aunque esta es más exploración urbana pura y dura.
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