miércoles, 8 de abril de 2009

Volver...

Habla el periódico estos días de porcentajes y balances entre un ayer y un ahora en el que las cuentas arrojan resultados con tintes amargos. Escriben de esta tierra fría, como la de un desierto demográfico. Y lo es, o al menos tiende a ello, con esa perdida gradual de población que parece ser complicado de remediar. Dicen que esta tierra es poco atractiva para los nativos, y quizá eso duele tanto o más como ver como la desidia y el olvido institucional arraigan en esa tierra.

Volver, esa utopía que golpea en la cabeza de la mayoría que nos fuimos esperando regresar, pero nunca encontramos ese un sitio para hacerlo. Deambulas por otros lugares, sobrevives a la rutina diaria, incluso echas (o menos lo intentas) raíces en otra tierra que no es la tuya ni sentirás tuya, pero cuando algo te trae al ahora un soplo de aire del Moncayo, o una gota de agua del Duero, o simplemente unas líneas con los latidos de esa tierra, uno vuelve a sentir el dolor de la nostalgia. También la ilusión por volver, por reemprender inversamente el camino que nos llevo lejos, por regresar a casa. Perdón, por regresar al hogar, como hijos pródigos que somos….

Foto: Velasco, otro pueblo abandonado